Los Nenufares

Los Nenufares
El que tiene imaginación con qué facilidad saca de la nada un mundo

viernes, 27 de noviembre de 2009

EL JARDINERO









El jardinero

El servidor: —¡Oh, Reina, ten piedad de tu servidor!
La Reina: —Terminó ya la asamblea, y todos mis servidores se han ido. ¿Por qué vienes tan tarde?
El servidor: —Mi hora llega cuando la de los demás ha pasado. Dime qué trabajo ordenas al último de tus servidores.
La Reina: —¿Qué puedo ordenarte, si es tan tarde
El servidor: —Hazme jardinero de tu jardín.
La Reina: —¿Qué locura es ésta?
El servidor: —Renunciaré a cualquier otra tarea, abandonaré al polvo mis lanzas y mis espadas. No me envíes a lejanas cortes. No me pidas nuevas conquistas: hazme jardinero de tu jardín.
La Reina: —¿Y en qué consistirá tu servicio?
El servidor: —En llenar tus ocios. Conservaré fresca la hierba del sendero por donde vas cada mañana y donde, a cada paso tuyo, las flores deseosas de morir bendicen el pie que las pisa. Te meceré entre las ramas del septaparna mientras la luna, apenas levantada en la noche, intentará besar tu vestido a través de las hojas. Llenaré con aceite perfumado la lámpara que arde junto a tu lecho y adornaré tu escabel con maravillosas pinturas de azafrán y sándalo.
La Reina: —¿Y cuál será tu recompensa?
El servidor: —Que me des permiso para tener entre mis manos tus pequeños puños, que parecen capullos de loto, y para rodear tus brazos con cadenas de flores; que pueda teñir las plantas de tus pies con el zumo encarnado de los pétalos de ashoka, y recoger, con un beso, la mota de polvo que pueda posarse en ellos.
La Reina: —Tus ruegos han sido escuchados.
Serás el jardinero de mi jardín.


Tagore

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Soledad


Sentado en la puerta de mi cabaña
canto en voz baja.

La mañana, a mis pies,
me mira con sus puros ojos de doncella.
Por el camino ríen y cantan los enamorados.

¡Y nadie viene a acompañarme!

Sentado a la puerta de mi cabaña
sueño a las nubes.

El mediodía me contempla con sus quietos ojos.
En la floresta dorada se miran los amantes.

¡Y nadie viene a acompañarme!

Sentado a la puerta de mi cabaña callo, nostálgico.
La tarde me mira con sus ojos de cervato.

Hacía el río, en la penumbra morada,
se esfuman las parejas.

¡Y nadie viene a acompañarme!

Sentado a la puerta de mi cabaña
suspiro y estoy triste.

La noche me mira con sus ojos estrellados.
En el aire cálido palpitan
besos y caricias.

¡Y nadie viene a acompañarme!

R.Tagore
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sábado, 7 de noviembre de 2009

PÁJAROS PERDIDOS


1Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan,y se van volando.Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar, aletean y caen en ella, en un suspiro.
2Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos,¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!
3Para quien lo sabe amar, el mundo se quita su careta deinfinito. Se hace tan pequeño como una canción, como unbeso de lo eterno.
4Las lágrimas de la tierra le tienen siempre en flor su sonrisa.
5El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecita; y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se vavolando...
6Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
7En tu camino, agua bailarina, la arena te pordiosea tu canción y tu fuga. ¿No quieres tú cargarte con la coja?
8Tu cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia por la noche.
9Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nos conocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nos amábamos.
10Como el anochecer entre los árboles silenciosos, mi pena,callándose, callándose, se va haciendo paz en mi corazón.
11No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, como una brisa ociosa, la música de las ondas.
12-Mar, ¿qué estás hablando?-Una pregunta eterna.-Tú, cielo, ¿qué respondes?-El eterno silencio.
13¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que está queriendo amarte!
14El misterio de la vida es tan grande como la sombra en la noche. La ilusión de la sabiduría es como la niebla del amanecer.
15No te dejes tu amor sobre el precipicio.
16Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, para ver el mundo. Y él, caminante, se detiene un punto, me saluda y se va.
17Menudos pensamientos míos, ¡con qué rumor de hojas suspiráis vuestra alegría en mi imaginación!
18Tú no ves lo que eres, sino su sombra.
19¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbandocon sus gritos sus canciones! ¡Haz Tú que solo sepa yoescuchar!
20No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.
21Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, amanece; ¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas recién nacidas? Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?

22Sé que esta vida, aunque no madure el amor, no está perdida del todo.

23¡No sea yo tan cobarde, Señor, que quiera tu misericordia en mi triunfo, sino tu mano apretada en mi fracaso!
R.Tagore

jueves, 5 de noviembre de 2009

El Último viaje


Sé que en la tarde de un día cualquiera el sol me dirá su último adiós, con su mano ya violeta, desde el recodo de occidente. Como siempre habré musitado una canción, habré mirado una muchacha, habré visto el cielo con nubes a través del árbol que se asoma a mi ventana. Los pastores tocarán sus flautas a la sombra de las higueras, los corderos triscarán en la verde ladera. que cae suavemente hacía el río; el humo subirá sobre la casa de mi vecino... Y no sabré que es por última vez... Pero te ruego, Señor: ¿podría saber antes de abandonarla, por qué esta tierra me tuvo entre sus brazos? Y, ¿qué me quiso decir la noche con sus estrellas? Y mi corazón, ¿qué me quiso decir mi corazón? Antes de partir, quiero demorarme un momento, con el pie en el estribo, para acabar la melodía que vine a cantar. ¡Quiero que la lámpara esté encendida para ver tu rostro, Señor! Y quiero un ramo de flores para llevártelo, Señor, sencillamente.
R.Tagore
Alex, muchas felicidades.